Lartigue (1894-1986), nacido en Courbevoie en el seno de una familia adinerada, obtuvo su primera cámara fotográfica con apenas siete años. Estudió pintura y, aunque no logró un gran éxito, pero la disciplina le valió como aprendizaje pictórico para su posterior dedicación a la fotografía. Su ambición por capturar los instantes felices en la cotidianidad tuvo sin embargo un reconocimiento bastante tardío. Tras más de medio siglo de dedicación, John Szarkowski, quién le categorizó como un “auténtico primitivo”, finalmente comisarió su primera exposición en el MoMA de Nueva York, en 1963. Esta muestra influyó en la fotografía para siempre, inspirando un nuevo género, el de la fotografía callejera, y la búsqueda estética en lo instantáneo. Posteriormente, vendría su dossier en Life, dando la vuelta al mundo y bautizándole como un auténtico pionero.
©Jacques Henri Lartigue - Nueva York, Noviembre 1966
Entre los sutiles rojos, azules y verdes que inundan su fotografía, Lartigue inspiró su obra en retratar principalmente a su familia y amigos Durante su época como artista pictórico, fue conocido como “el pintor de flores y mujeres”. Sin embargo, su predilección por la fotografía siempre se mantuvo inmovible. En la exposición de La Fundación Canal en Madrid, se podrán visualizar diez estéreoautocromos, unas placas de vidrio que al juntarse conseguían una ilusión tridimensional. Realizados entre 1912 y 1928, este invento supuso el principio de su experimentación con el color y la imagen.
©Jacques Henri Lartigue - ‘Florette Lartigue de picnic’, Enero 1965
©Jacques Henri Lartigue - Sylvana Empain, Juan-les-Pins, Agosto 1961
©Jacques Henri Lartigue - Florette, Monte Carlo, Agosto 1958
Lartigue definió su vida y obra con una visión romántica y edulcorada. De hecho, aunque popularmente se le identifique como un fotógrafo del blanco y negro, su misión durante muchos años fue encontrar la perfección en la captura del color. “Dios mío, desde que tenía cinco o seis años vengo pidiéndote: ¡por favor, déjame fotografiarlo todo en color!”, afirmó Lartigue en sus memorias. Gracias a su infancia acomodada fue testigo de los avances tecnológicos hasta que en los años 50 apareció la fotografía a color al uso. Quizás, el hecho de que el invento de los hermanos Chevalier no fuera capaz de capturar la coloración, pudo ser uno de los motivos por los cuales se decantara por la pintura durante las décadas de los 30 y 40.
©Jacques Henri Lartigue - Renée, Niza, Febrero 1931
©Jacques Henri Lartigue - Chou Valton, playa Garoupe, Cape d’Antibes, Julio 1932
©Jacques Henri Lartigue - Réene, Paris, Abril 1930
Por este motivo, la nueva exposición "Lartigue, el cazador de instantes felices. Fotografías a color" tendrá como objetivo mostrar la faceta artística más desconocida del fotógrafo francés. Con el fin de evidenciar su evolución, se mostrarán una serie de fotografías en blanco y negro, que contrastan con su posterior reinterpretación a color. Además, la exposición estará complementada por algunos bocetos de motivos decorativos para cojines, expuestos al público por primera vez.
08/02 - 23/04/2023
C/ Mateo Inurria, 2. 28036 Madrid
©Jacques Henri Lartigue - Via Appia, Roma, Abril 1960
©Jacques Henri Lartigue - Florette Lartige, Vence-Beausoleil, Mayo 1954
©Jacques Henri Lartigue - Florette Lartigue posando para un anuncio’, Piozzo, 1960
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